¿Cómo y cuándo
conociste a Juan Antonio Cebrián?
No recuerdo la fecha. Fue allá por comienzos de
los noventa, en una visita que hizo a Zaragoza. Pero conocer, lo que es conocer
y tratar, ya fue cuando existía Turno de Noche. A mediados de los noventa
me invitó varias veces al programa y poco a poco fuimos entablando una
sólida amistad. En realidad mi relación con JAC viene de lejos,
al menos en el sentido de relación por culpa de estos temas. Uno de mis
mejores amigos de Zaragoza, Jesús Jaime, era un fan tremendo de JAC.
Y me pasaba grabaciones y demás. De esto hace 12 y 13 años. Escuchaba
al profesor y coleccionaba las cintas, así que cuando nos conocimos era
como si supiéramos el uno del otro desde mucho antes. Ya en lo profesional
fue en septiembre de 1998 cuando al día siguiente de despedir el programa
que hacia en radio voz (Mundo Misterioso) me llamó y me dijo si quería
formar parte del equipo. Esa misma tarde ya estaba en los estudios de onda cero
junto a él
¿Cuál fue el
primer caso que estudiaste?
Lo recuerdo perfectamente. Día 12 de septiembre
de 1987. Zaragoza. Por algunos amigos con los que me carteaba, supe de la existencia
en mi ciudad de un personaje llamado Pascual Vázquez Arracó. Decía,
nada menos, que estaba en contacto con seres de otros mundos y que había
visto y fotografiado ovnis. Y que lo hacía casi siempre que lo deseaba.
Entonces, me puse en contacto con él. Lo entrevisté durante varias
horas. Me contó su vida, sus vivencias, me contó todo. Yo escuché
atónito, algo incrédulo, pero esperanzado. No dejaba de ser un
adolescente. Pero al final de la entrevista me dijo: "Me da la impresión
de que no has creído nada". Y yo, claro, le dije: "No es así
exactamente, pero me resulta difícil." Entonces, me dijo: "Acude
esta noche, a las 23 horas al Parque Torrerramona (está a las afueras
de la ciudad) y mira en dirección al Ebro." Y lo hice, claro.
Y a la hora en la que me anunció, yo y dos personas más, en la
dirección que dijo, y ni siquiera pasaban unos segundos de las 23.00
horas, apareció una esfera blanca, enorme, parecida a la luna llena,
como salida de la nada y describió una trayectoria descendente que duró
dos o tres segundos hasta que se perdió tras el horizonte. Quedé
de piedra. No sé si era un ovni o no, lo que sí sé es que
ese hombre fue capaz de anticiparme aquello y desde el día después
le entrevisté decenas de veces.
Luego ya llegaron los primeros casos. Especialmente uno ocurrido el 2 de febrero
de 1988. En toda España se vio una "bola de luz" y entrevisté
a muchos testigos y recogí infinidad de información para dictaminar
si era un meteorito o no. Y mi conclusión fue que por sus movimientos,
trayectoria, horarios de observación, etc., no era un bólido.
¿Alguna vez más
has vivido en carne propia alguno de los sucesos que estudias?
Si he de ser sincero, fue la última vez. Al menos,
de forma tan clara. Luego uno sí que ha vivido algunas cosas, pero menores
y más subjetivas, aunque tienen su valor también. De todos modos,
y esto es algo que nos ha ocurrido a muchas personas que estamos en estos temas,
cuando yo tenía 12 años, en un pueblo que se llama Galapagar (Guadalajara)
viví junto a unos familiares algo realmente curioso.
Por entonces, yo iba con mi telescopio allá donde sea. Miraba la luna
y apareció cerca de donde nos encontrábamos dos esferas de luz.
Una roja, y la otra blanca. Luego se acercaron y pasaron realmente cerca. Lo
pudo ver por el telescopio. Me impresionó. Lo tengo muy vivo en la retina.
Creo que además, aquello fue uno de los impulsos que tuve para acabar
metido en estas historias. No es que me sienta predestinado, pero en la vida
siempre hay impulsos que te llevan a la fuerza en una dirección concreta.
¿Quién es el
investigador que más puede haberte influido?
Sin lugar a dudas, J. J. Benítez. Por mil cosas,
por su estilo, por su forma de enfrentarse al misterio, por sus escritos, por
su particular forma de ser. Luego, con los años, hubo otras influencias,
pero esas otras influencias modifican tu criterio sobre las cosas aunque no
el modo tan sentido en que me enfrento a ellas.
¿Cuál es el
misterio que más deseas conocer?
La lista sería larga. Hay muchos. Isla de Pascua,
por ejemplo. O conocer de cerca el fenómeno de los círculos de
Inglaterra. O las pruebas de la existencia de algunos yetis, en especial los
de Sumatra, el Orang-Pendek. Y claro, sitios lejanos en donde hay misterios
vivos, como Tunguska. La lista es larguísima. Acercarme al Area-51, por
ejemplo. Creo que allí hay un crisol de misterios muy relacionados con
todo a lo que me enfrento.
¿Hay alguno que nunca
querrías ver desvelado?
No, me encantaría resolverlos todos, porque resolverlos
no significa que queden desmitificados ni nada por el estilo.
¿Cómo son actualmente
sus relaciones con los sectores "escépticos"?
No tengo ninguna, entendiendo por sector escéptico, el escepticismo organizado
que hay en España, tipo ARP y demás. No me aportan nada, porque
no creo que ellos sean más escépticos que yo. El escepticismo
es otra cosa, es plantearse los hechos, es convertirte en juez de las cosas,
pero no en fiscal obsesivo. Conozco y trato a mucha gente escéptica,
pero no del estilo de ARP. No creo que verdaderamente lo sean, veo en ellos
una credulidad en determinadas cosas que casi me sirve para pensar que tras
su postura se esconden verdaderos problemas de identidad, envidia, obsesión,
paranoia...
¿Hay algún viaje
que siempre hayas querido hacer y hasta ahora no hayas podido?
Por ejemplo, el que decía de la Isla de Pascua,
pero sólo es uno de los miles que me encantaría hacer. En cierto
modo, nunca he viajado todo lo que he querido, pero con el tiempo espero poder
alcanzar esas metas físicas. En ello trabajo.
De tu libro 100 enigmas del
mundo. ¿Cuál es tu favorito?
Depende el momento; muchos tienen un significado especial,
íntimo. Por ejemplo, me fascina el misterio de Berenger Sauniere y Rennes-le-Chateau,
esa aldea francesa en donde aquel sacerdote encontró un tesoro que le
hizo millonario y que podía tener mucho que ver con el secreto de los
cátaros y templarios. Pero ese es sólo uno.
Otro que me fascina es el misterio de los mayas, bueno, hay varios relacionados
con esta cultura. También el de la Sábana Santa. Es muy difícil
elegir uno, porque la verdad, en la selección de temas lo sentimental,
lo íntimo y mi relación personal con cada uno de esos enigmas
ha tenido mucho que ver.
Has escrito libros de temas
tan diversos como la ufología, la evolución humana o el 11 de
septiembre. ¿En el futuro te especializarás en algún tema?,
¿o te gusta la idea del investigador universal?
¿Investigador Universal? En parte sí, aunque
quizá es pretencioso. Me gusta enfrentarme a temas en profundidad, es
por ello el volumen de los libros que escribo. No sé qué me tocará
mañana, ni ante qué me enfrentaré. Ahora bien, sé
que el camino iniciado con el 11-S me va a llevar mucho, mucho tiempo, y esa
investigación, ampliada, extendida al mundo de la política internacional,
las guerras, los negocios sucios, el espionaje... En ese camino voy a seguir
porque creo que es importante hacerlo. De todos modos, de algo también
estoy seguro: aunque mañana investigue nuevos temas, me enfrente a nuevas
historia, hay un asunto que jamás dejaré de seguir en todo momento
y que es seguro que es el único que permanecerá ahí para
siempre: los ovnis. Ese es mi tema central y mi caballo de batalla. Pero habrá
nuevos asuntos y nuevos temas.
¿Qué relevancia
le das al trabajo de campo en una investigación?
Mucha, muchísima. Aunque con los años, he
comprendido que todo tiene su equilibrio. El investigar mil casos en el lugar
de los hechos, con los testigos y demás te ofrece una perspectiva indispensable.
La investigación de capo es necesaria, pero también el estudiar
y reflexionar, el documentarse, el analizar las cosas en su conjunto. Quizá
no es tan romántico ni tan divertido, pero es la única forma de
poder llegar a conclusiones. Una cosa complementa a la otra. Ambas se necesitan.
Por desgracia, por ejemplo y especialmente en el terreno de los ovnis, he conocido
a muchos investigadores de campo que sólo han hecho eso y cuya perspectiva
del misterio es necesario completarla, hacer una investigación más
holística, si se me permite la expresión.
¿Ha contribuido para
algo tantísimos años de investigación ufológica?.¿Se
sabe algo distinto de lo que se sabía sobre éstos aparatos hace
50 años?
Con total seguridad de que sí, siempre y cuando
no perdamos la perspectiva, porque 50 años no son tantos. Al principio
se tenía una idea del fenómeno simplista, sin excesiva comprensión
de su significado y relación con el ser humano, tampoco se podía
al principio conocer la evolución del fenómeno. Cada vez se sabe
más, se conoce que es un fenómeno que actúa con ciertas
pautas y constantes, se estudian por ejemplo las características de sus
efectos físicos y se perfilan asuntos interesantes sobre la tecnología
que puede estar detrás.
Hay cada vez estudios más inquietantes. Por ejemplo, ahora, poco a poco,
investigo constantes casuísticas gracias a la estadística y comparo
los casos de hace 50, 20 o 10 años con los de ahora, y veo que el fenómeno
evoluciona constantemente. Sin la perspectiva de las cinco pasadas décadas,
sería imposible deducir eso. Otra cosa es saber a qué se debe
esa evolución, pero al menos ya conocemos que se produce.
Eres de los que adoran las
nuevas tecnologías o de los que las aceptan por necesidad. ¿Cuanta
importancia tiene Internet en tu trabajo?
Parto de la idea de que soy torpe en las nuevas tecnologías
y que aprendo lento, pero mi trabajo, sin Internet, sería hoy mucho más
difícil por no decir que en ocasiones imposible. Yo necesito de la información
diaria, al instante y de diferentes fuentes y orígenes. Por ejemplo,
si requiero de consultar noticias e informaciones casi a diario tengo dos opciones:
o me compro un kiosko internacional sólo para mí y me arruino,
o consulto todos los periódicos del mundo a través de Internet.
La segunda opción es mejor. Además, facilita mucho el contacto
con ciertas fuentes, en especial gracias al correo electrónico. Por ese
medio he podido entrevistar y localizar a personas que de otra forma sería
imposible o muy costoso.
Por ejemplo, gracias a ese medio pude localizar al director de los proyectos
de investigación nuclear del gobierno de Irak o al hombre que dirigió
la investigación en la Zona Cero de Nueva York. De otro modo hubiera
sido más que difícil. Pero eso sí, selecciono las fuentes
de origen y aquellos de lo que me valgo. Pero para el periodista y el investigador,
Internet ha sido agua bendita.
¿Visitas con frecuencia
los foros y páginas de Internet como esta?
Con relativa frecuencia, sí. No puedo decirte que
todos los días, porque seguramente no hay foros que consulte todos los
días. Estoy suscrito a muchos grupos de noticias, foros de ideas y mails,
etc. Páginas como rosavientos.tk la leo casi siempre que puedo, porque
lo que ahí se dice forma parte en cierto modo de mi vida, me gusta saber
cómo piensa la gente, qué piensan sobre nuestro trabajo, qué
inquietudes tienen, etc. Aunque participar, participo poco, por cierta vergüenza
y quizá también porque creo que quedaría algo mal hacerlo,
sería como otorgarse cierto protagonismo y en parte, limitar la libertad
de los oyentes, que creo que deben expresarse con total libertad.
¿Cuántos libros
puedes haber leído al cabo del año?
Ni idea. Muchos, aunque distingo entre los que se leen y los que se utilizan
para obtener ciertas informaciones o datos, en definitiva, de consulta. Con
seguridad, los libros que este año han pasado por mis manos son cientos,
quizá mil o más. Pero leer, de cabo a rabo, será de entorno
a 100.
¿Qué tipo de
música escuchas?
No soy un aficionado como mucha gente de estos temas a
la música de misterio o new age, tipo Jarre, Vangelis, etc. No me disgusta,
pero mi camino va en otra dirección. Me gusta el rock. La música
de siempre, la de bajo, batería, guitarra y voz que me transmita algo
tipo The doors, U2. Aunque también me apasionan ciertas cosas diferentes,
más atrevidas, como Suede. Aunque he de confesar, que mi pasión
ha sido la música con la que crecí, la de Zaragoza, los grupos
y cantantes de allí en especial Héroes y por encima de todo Bunbury
en solitario, aunque hoy, lo que más escucho es a una cantante que mezcla
diferentes músicas populares con cosas actuales como Carmen París.
¿Cine o teatro?
El teatro tiene una magia extraordinaria, pero voy poco,
la verdad. La oferta del cine me engancha hoy por hoy más, por comodidad,
por economía, etc.
¿Qué querías
ser de pequeño?
Astrónomo. Lo recuerdo bien, fue mi primera obsesión,
que compartí con el ansia deportiva, como todo niño. Así
que en parte, tampoco fui tan desencaminado, pero recuerdo que cuando me empecé
a fascinar por la ufología, me quedé de piedra cuando descubrí
que muchos astrónomos no respetaban el misterio de los ovnis... Y me
desencanté, aunque me desencanté más cuando descubrí
que pocos astrónomos miran por el telescopio y además, que deben
saber matemáticas, y eso sí que no era lo mío.
¿Qué quieres
ser de mayor?
Un jubilado tranquilo. No tengo más aspiración
que descansar. Trabajo para comprar tiempo, necesito tiempo, aunque amo mi trabajo,
siento que la vida se me escapa sin vivirla y no quiero morir así.
¿Pudiste escuchar en
directo el chiste del centollo? ¿Cuál fue tu reacción?
No, no lo escuché en directo. Me lo puso Juan un
día en la redacción porque se lo pedí tras la trascendencia
que tuvo entre los oyentes. Me quedé de piedra; mi reacción fue
más que de otra cosa, de admiración por el narrador. Sería
incapaz de poder transmitir lo que ese chiste logró hacer entre la gente.
Me reí, claro, pero sobre todo, me sirvió para aprender un poco
más de Juan.
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